Coincidiendo con el inicio del año retomo las salidas por el rio junto al resto de compañeros de equipo.
Es grato volver a pisar la tierra del antiguo cauce con los viejos compañeros. Las mismas caras, los mismos itinerarios, los mismos árboles y en ocasiones los mismos comentarios. Pero en el mes de enero surge como cada principio de año el estreno de material deportivo que los Reyes Magos de Oriente han tenido a bien dejarnos.
Unas zapatillas de la marca Pearl Izumi, una sudadera de la marca Gore, un nuevo Garmin 305 en la muñeca y alguna cosilla más. Esto a primera vista entre mis compañeros de rodada pero tal y como hacíamos kilómetros aparecían los corredores en el escenario del rio con sus nuevas y relucientes prendas. Es la prestancia de lo nuevo.
En unos meses, las pasadas por la lavadora, los roces y los sudores acabarán con la prestancia de los nuevos equipamientos. Algo parecido a lo que ocurre con las renovadas ilusiones y pretensiones con las que empezamos cada mes de enero.
Volvía yo de viaje de negocios de Barcelona cuando pensaba en el coche que me gustaría comprarme mientras conducía mi actual coche que pocas veces me ha fallado si dejamos de lado el episodio del EGR. Siempre ilusiona pensar que podemos estrenar coche. Pero llegando a Valencia con más de setecientos cincuenta kilómetros en la espalda, pensé en el buen comportamiento de mi coche. Un buen lavado y una limpieza a fondo de la tapicería y como nuevo. No voy a deslumbrarme por la prestancia le lo nuevo.
Algo parecido puede pasar con los amigos. Es la prestancia de lo nuevo.
Es grato volver a pisar la tierra del antiguo cauce con los viejos compañeros. Las mismas caras, los mismos itinerarios, los mismos árboles y en ocasiones los mismos comentarios. Pero en el mes de enero surge como cada principio de año el estreno de material deportivo que los Reyes Magos de Oriente han tenido a bien dejarnos.
Unas zapatillas de la marca Pearl Izumi, una sudadera de la marca Gore, un nuevo Garmin 305 en la muñeca y alguna cosilla más. Esto a primera vista entre mis compañeros de rodada pero tal y como hacíamos kilómetros aparecían los corredores en el escenario del rio con sus nuevas y relucientes prendas. Es la prestancia de lo nuevo.
En unos meses, las pasadas por la lavadora, los roces y los sudores acabarán con la prestancia de los nuevos equipamientos. Algo parecido a lo que ocurre con las renovadas ilusiones y pretensiones con las que empezamos cada mes de enero.
Volvía yo de viaje de negocios de Barcelona cuando pensaba en el coche que me gustaría comprarme mientras conducía mi actual coche que pocas veces me ha fallado si dejamos de lado el episodio del EGR. Siempre ilusiona pensar que podemos estrenar coche. Pero llegando a Valencia con más de setecientos cincuenta kilómetros en la espalda, pensé en el buen comportamiento de mi coche. Un buen lavado y una limpieza a fondo de la tapicería y como nuevo. No voy a deslumbrarme por la prestancia le lo nuevo.
Algo parecido puede pasar con los amigos. Es la prestancia de lo nuevo.
Comentarios
Y cuando se pierde el efecto de la novedad y la ilusión de la misma aparece el cariño que se coge a esas zapatillas o a esa otra camiseta. La prestancia de lo entrañable también tiene su valor.
Y dentro de la prestancia de lo nuevo te ha faltado hablar de tu amigo Pesic, que como siga así os va a llevar al cielo.