No sé si llegado el momento le compraré una moto a mi hijo. Pero yo tuve la fortuna (y ahora, pasados los años, puedo decirlo) de que a los 16 años me compraran una moto.
Era una Vespa de 75 cc color naranja. Igual a la de la foto. Todavía al verme amistades de entonces me recuerdan subido a aquella moto con la que me desplazaba a todas partes.
Los años de instituto y los primeros años de facultad pasaron en compañía de la Vespa naranja. Después llegó el R5 de segunda mano y la moto pasó en herencia a mi hermana. Le perdí la pista.
Recuerdos junto a aquella moto tengo para llenar un capazo. Pero hoy voy a aprovechar para traer aquí alguno de ellos y para colgar un par de fotos de una moto prácticamente igual a la mía que encontré paseando por Valencia.
Los que hayan tenido una Vespa sabrán lo sencillo que es cambiar una rueda de la moto. Esa es una de las ventajas de las motos Vespa. Pero con la moto recién comprada pinché. Pardillo en asunto de motos yo y rodeado de un buen grupo de bienintencionados amigos nos pusimos manos a la obra para cambiar la rueda. Un amigo a cada lado de la moto cogieron fuertemente de las estriberas para levantarla y mientras mantenían la moto en el aire aprovechamos para sacar la rueda pinchada y colocar la de repuesto. Jamás he vuelto a ver cambiar una rueda de moto así.
Muchos años sobre aquella moto. Una de las ventajas que ofrece la moto es la posibilidad de desplazarte con facilidad de un lugar a otro. Y uno de mis lugares preferidos para “perderme” era el puerto de Valencia. Es el lugar ideal para quedarte solo y disfrutar de la compañía del mar. Buen contrasentido ¿no?
No he vuelto a tener moto pero la placa de matrícula de aquella moto viaja conmigo:
V-8528-AH
Comentarios
Los vehículos que nos llevan y comparten con nosotros tantos ratos no son máquinas, ¿verdad? Son otra cosa.
El espacio que se crea o rodea a un vehículo es, a buen seguro, lugar de experiencias inolvidables.
No olvidaré la matrícula de uno de los coches de mi padre V-0480-T, un Seat 131
La peña es muy surpenticiosa... ¿Se escribe así?
Ah, no, supertrincosa, perdón.