Domingo por la tarde, son las 19:00 y hace frío. Este mes de noviembre de 2008 está siendo especialmente frío en Valencia.
Salgo a la calle para comprar la prensa del domingo. Las tiendas 24h cambian nuestras costumbres y en mi caso me estoy acostumbrando a comprar la prensa del domingo cuando anochece en los cortos días de otoño e invierno.
Llevo la chaqueta abrochada hasta el cuello. El aire es cortante.
Al torcer la primera esquina me encuentro el cajero automático de La Caixa. Dentro, un indigente (maleante, desarrapado, necesitado, unsintecho, …) ha montado su “campamento” nocturno.
Miro disimuladamente y veo allí lo que parece una mesa hecha con cajas de cartón, algo de comida y lo que será la cama también hecha con cartones.
Sigo caminando y tres esquinas más allá me encuentro el cajero automático de Bancaja.
En este caso son dos los mendigos (pedigüeños, descarriados, perdidos…) que han tomado posesión del lugar. Han colocado sus cartones, unas mantas y resguardos del frío exterior por los cristales del cajero duermen. Cerca de ellos unos tetrabriks de vino abiertos ayudan a explicar la placidez con la que duermen.
Necesito sacar dinero del cajero y encontrar otro cajero Bancaja supone andar un buen rato. Con el frío que hace no apetece ampliar el paseo.
Tengo varias opciones.
Una. Indignarme con los ocupas y llamar a la policía local para que los desaloje.
Dos. Indignarme igualmente y buscar otro cajero.
Tres. Solidarizarme con sus acciones, entenderlos y dejarlos tranquilamente pasar la noche allí resguardados.
Se me ocurren algunas opciones más pero por mi lado pasan más transeúntes que seguro estarán pensando estas u otras opciones diferentes.
Podríamos reunirnos y pensar en una acción común. Seguro que más de uno estaría dispuesto a hacerlo. Podríamos echar una mano a estas personas. ¿Avisamos a algún estamento gubernativo que los ayude y/o desaloje?
Metí la mano en los bolsillos, el periódico bajo del brazo y apreté el paso hasta mi casa porque aquí se está calentito.
¿Y tú que harías?
Salgo a la calle para comprar la prensa del domingo. Las tiendas 24h cambian nuestras costumbres y en mi caso me estoy acostumbrando a comprar la prensa del domingo cuando anochece en los cortos días de otoño e invierno.
Llevo la chaqueta abrochada hasta el cuello. El aire es cortante.
Al torcer la primera esquina me encuentro el cajero automático de La Caixa. Dentro, un indigente (maleante, desarrapado, necesitado, unsintecho, …) ha montado su “campamento” nocturno.
Miro disimuladamente y veo allí lo que parece una mesa hecha con cajas de cartón, algo de comida y lo que será la cama también hecha con cartones.
Sigo caminando y tres esquinas más allá me encuentro el cajero automático de Bancaja.
En este caso son dos los mendigos (pedigüeños, descarriados, perdidos…) que han tomado posesión del lugar. Han colocado sus cartones, unas mantas y resguardos del frío exterior por los cristales del cajero duermen. Cerca de ellos unos tetrabriks de vino abiertos ayudan a explicar la placidez con la que duermen.
Necesito sacar dinero del cajero y encontrar otro cajero Bancaja supone andar un buen rato. Con el frío que hace no apetece ampliar el paseo.
Tengo varias opciones.
Una. Indignarme con los ocupas y llamar a la policía local para que los desaloje.
Dos. Indignarme igualmente y buscar otro cajero.
Tres. Solidarizarme con sus acciones, entenderlos y dejarlos tranquilamente pasar la noche allí resguardados.
Se me ocurren algunas opciones más pero por mi lado pasan más transeúntes que seguro estarán pensando estas u otras opciones diferentes.
Podríamos reunirnos y pensar en una acción común. Seguro que más de uno estaría dispuesto a hacerlo. Podríamos echar una mano a estas personas. ¿Avisamos a algún estamento gubernativo que los ayude y/o desaloje?
Metí la mano en los bolsillos, el periódico bajo del brazo y apreté el paso hasta mi casa porque aquí se está calentito.
¿Y tú que harías?
Comentarios
Existe Beneficencia, pero está saturada.
Responderé a tu pregunta con otra pregunta. ¿Debe el Estado hacerse cargo de los indigentes? ¿Por qué?