El 17 de febrero de 2008 corrí mi anterior maratón. Poco
tiempo después de aquella carrera me conjuré con mi amigo José Luis para
preparar cuando llegara el momento nuestra maratón de los 50 años.
Desgraciadamente la rodilla de José Luis no le ha permitido preparar esta
maratón de los 50.
Yo no tenía excusas para no prepararla y el pasado agosto
empecé a convencerme de que este era mi año de la vuelta al maratón.
Desde mi maratón del 2008 empecé una deriva en mi
preparación física que me dejó a principios de este año fuera de forma, con
algunos kilos de más (alguno me sigue sobrando) y con la pérdida casi total del
hábito de correr. Había entrado por méritos propios en el club de los
“aberronchos”, “luchadores de sumo” y algunas lindezas más que escuché de mis
queridos climaturios.
Creedme si os digo que en el mes de junio de este año
pensé que jamás volvería a correr por debajo de 5` el km. En las escasas
salidas que hacía no era capaz de mantener un ritmo inferior a 5`y a duras
penas corría más de cuarenta minutos.
Pero las metas están para alcanzarlas y quien tuvo
retuvo.
Y ya estamos en el mes de septiembre pasado cuando inicio
la preparación específica del maratón.
Entonces nos juntamos cinco “espartanos” para crear un
grupo de entrenamiento: “Carreritas”.
Tres eran nuevos en la maratón, Lupe, Vicen y Miguel, y
dos repetíamos Juanlu y yo. El objetivo era bajar de las 4h.
Juanlu ejerció desde primer momento de “sensei” marcando
cada lunes los entrenamientos de la semana. La experiencia ganada por compartir
muchos km, salidas y planes de entrenamiento con los climaturios sirvió para
hacer una preparación ajustada a nuestras necesidades. Gracias Juanlu por tu
dedicación y palabras de ánimo con las que nos recompensabas cada día a través
del whatsapp.
Dos meses de duros entrenamientos y sacrificios
familiares (la maratón la sufre toda la familia de una u otra forma) nos
llevaron a estar en la línea de salida el 17 de noviembre de 2013.
Día perfecto para correr y mucha gente en la línea de salida.
Esta ocasión decidí correr sin pulsómetro. Controlar los
parciales sería suficiente.
La ropa para correr había sido probada con anterioridad y
la experiencia fue un grado. Ni una sola rozadura.
A pesar de correr junto a más de 10.000 personas sabía
que iba a correr solo y este era el mayor reto que tenía. Y se cumplieron mis
temores. Corrí solo. Ya lo había ensayado en la media de Valencia y sabía lo
que era correr solo. El 1h36´de la media me dio la guía de cómo ir en la maratón.
Sonó el disparo de salida y empezamos a correr rodeados
de un griterío impresionante. Estaba bien posicionado, mi tiempo real sobre el
de carrera no superaba el minuto y medio.
Los primeros 20 km fueron cómodos y en los tiempos
esperados, cinco o cuatro largos.
Cerca del km 20 tuve la visita de Carmelo y su
inseparable Ernesto. Iban muy bien y cumpliendo sus planes 4’50’’. Tras el
encuentro decidí mantener mi ritmo y continuar en solitario. Ya tendría tiempo
de apretar si las fuerzas me acompañaban.
Pasé la media en 1h44´. Bien, todo bajo control.
Mucha gente animando, Miguel, el presi, José Hurtado,
Vicente La Cruz, Paco y Oreto, amigos, familia, desconocidos. Os recuerdo a
todos perfectamente y vuestros ánimos son los que nos hacen mantener el ritmo.
Gracias.
Por entonces empecé a pensar en las palabras de Fernando
Alonso.
-
Ojo con la calle Burjasot. La calle sube y aquí
es donde se decide la maratón.
Era el km 28 aproximadamente cuando me vinieron todos los miedos y las
piernas dejaron de responder. Hasta aquí el ritmo de cinco no era problema pero
a partir de aquí pasé a 5’10’’
Tocaba sufrir. La última media hora sería infernal.
Estaba tocado pero no derrotado. Perdía cinco segundos por km pero no iba a
parar.
La Avd. del Cid se me hizo interminable, ¿pero cuanto
mide esa calle? ¡la madre que la parió!
Al inicio de la calle estaba Vicente con la bicicleta.
Sus palabras animando y recordándome que el práctico de 3h30’ esta un minuto
por delante me sirvieron de referencia. No pares y aguanta.
La calle Colón tampoco se terminaba nunca. Toca cambiar
el asfalto de esta calle, tenía desperfectos que me martirizaban la planta del
pie y las rejillas de los aparcamientos subterráneos eran un infierno cuando
pasabas por encima de ellas. Cuando llevas más de tres horas corriendo
cualquier tachuela es una cima a superar.
Una vez en el rio empecé a oler la meta. Calle Jacinto
Benavente. Estaba seguro de que acabaría.
Mucha gente haciendo un pasillo estrecho que no dejaba de
animar. Desapareció el dolor.
Y acabé.
La alfombra azul me esperaba.
Mi tiempo fue un homenaje a la 33 edición de la maratón
3h33’.
Vencí a la maratón aunque mi primer pensamiento fue de
rabia por no haber bajado de 3h30’ pero una semana después lo vivo como un
triunfo pues allá por el mes de agosto no hubiera apostado un duro por acabar
con una media de 5’05’’.
Solo me queda agradecer a los que me han ayudado en los
entrenamientos, “Carreritas” y “Climaturios” y a todos los que estabais en la
calle animando. Nunca dejé de escuchar vuestros ánimos sin los cuales no
hubiera acabado.
Espero no dejar nunca de correr a vuestro lado.
.
Comentarios
Enhorabuena.