Coinciden en este mes de abril de 2011 el 9 cumpleaños de mi hijo y la finalización en la lectura del libro “Riña de gatos”. Último premio Planeta. Eduardo Mendoza.
El libro transcurre en el año 1936, pocos meses antes del inicio de la guerra civil española.
La historia está bastante bien ambientada en la ciudad de Madrid y entremezcla conocidos personajes como Queipo de Llano, Mola, F. Franco, José A. Primo, Azaña… con otros de ficción.
El personaje central es un inglés experto en pintura española que, sin quererlo, se ve mezclado en una extraña historia donde el arte, la política, un romance amoroso y un amasijo de hechos históricos con otros de ficción acaban en un desenlace que por momentos acaba siendo poco creíble.
En general es un libro interesante con muy buenas pinceladas sobre pintura, historia y política. Tan solo le pongo un pero con la trama urdida alrededor del inglés que en ocasiones parece metida con calzador.
A renglón seguido de acabar este libro me sumerjo en la lectura de otro “best seller” (no entiendo muy bien la razón de esta expresión inglesa que a mi lógico entender debería ser “best sold”, pero las lenguas no siempre son lógicas) que hace cola en mi mesita de noche. “La caída de los Gigantes” de Ken Follet. Las últimas navidades fueron generosas en cuanto a libros regalados y no es cuestión de criticar lo regalado.
El libro de Ken Follet además de tener un tamaño y peso considerable, evidentemente no se le puede considerar libro de bolsillo, comienza con un capítulo que narra el 13 cumpleaños de un chico inglés de finales del siglo XIX en su primer día que baja a la mina a trabajar como aprendiz de minero.
Y vuelvo ahora a las inacabables y a veces innecesarias celebraciones del 9 cumpleaños de mi hijo y la forma de vida que le proporcionamos en comparación a las condiciones del chico que cumple 13 años en un barrio minero del siglo XIX.
¿Cómo transmitir a los chicos de hoy en día estas diferencias?
Me recuerda el inicio de este libro a otro que comenté tiempo atrás “Las cenizas de Ángela”.
Qué importante es la lectura como medio de transmitir valores.
No rechazo jamás cualquier artilugio electrónico como medio de aprendizaje pero un libro sigue siendo un tesoro.
El libro transcurre en el año 1936, pocos meses antes del inicio de la guerra civil española.
La historia está bastante bien ambientada en la ciudad de Madrid y entremezcla conocidos personajes como Queipo de Llano, Mola, F. Franco, José A. Primo, Azaña… con otros de ficción.
El personaje central es un inglés experto en pintura española que, sin quererlo, se ve mezclado en una extraña historia donde el arte, la política, un romance amoroso y un amasijo de hechos históricos con otros de ficción acaban en un desenlace que por momentos acaba siendo poco creíble.
En general es un libro interesante con muy buenas pinceladas sobre pintura, historia y política. Tan solo le pongo un pero con la trama urdida alrededor del inglés que en ocasiones parece metida con calzador.
A renglón seguido de acabar este libro me sumerjo en la lectura de otro “best seller” (no entiendo muy bien la razón de esta expresión inglesa que a mi lógico entender debería ser “best sold”, pero las lenguas no siempre son lógicas) que hace cola en mi mesita de noche. “La caída de los Gigantes” de Ken Follet. Las últimas navidades fueron generosas en cuanto a libros regalados y no es cuestión de criticar lo regalado.
El libro de Ken Follet además de tener un tamaño y peso considerable, evidentemente no se le puede considerar libro de bolsillo, comienza con un capítulo que narra el 13 cumpleaños de un chico inglés de finales del siglo XIX en su primer día que baja a la mina a trabajar como aprendiz de minero.
Y vuelvo ahora a las inacabables y a veces innecesarias celebraciones del 9 cumpleaños de mi hijo y la forma de vida que le proporcionamos en comparación a las condiciones del chico que cumple 13 años en un barrio minero del siglo XIX.
¿Cómo transmitir a los chicos de hoy en día estas diferencias?
Me recuerda el inicio de este libro a otro que comenté tiempo atrás “Las cenizas de Ángela”.
Qué importante es la lectura como medio de transmitir valores.
No rechazo jamás cualquier artilugio electrónico como medio de aprendizaje pero un libro sigue siendo un tesoro.
Comentarios
2.- "La hora de los gigantes" la empecé a leer porque había leído de un tirón "los pilares" y "en un mundo sin fin" y me habían gustado, no de morirse, pero estaban bien, enganchaban. Bueno, pues, la dejé por la página 120 o así. Qué tostón. Ken Follet es como Bob Dilan, todo lo hace igual.
3.- Felicita al chaval de mi parte, hombre. 9 añazos. Parece mayor, como su padre.
4.- Trasmitir valores a tus hijos no es difícil, solo hay que predicar con el ejemplo.
Yo con Mendoza me retiré con "La isla inaudita". Hasta entonces era acérrimo suyo. Y lo sigo siendo.
Y a Ken Follet lo tengo en mi lista de no, gracias.
Felicita a tu hijo cuando quieras. Dado que, por lo que cuentas, os pasáis el año entero celebrando su cumpleaños, pues eso, sin prisas.
Tengo ganas de que llegue la segunda parte de la trilogía de los gigantes que estará ambientada en la 2ª Guerra Mundial que es una época de la que no me canso de leer.
Felicita a tu chaval.
EStoy convencida de la tecnología no puede ser tan mala par transmitir valores.Al menos podemos salvar de la quema al ebook ¿no?.
Fomentado la lectura de los pequeñajos les dás mucho más que un buen hábito y valores, les regalas un vía de escape de este mundo a veces tan gris.
Me encanta Mendoza desde qe leí sin noticias de gurb, me leo los tochos de ken follet aunque a veces se me atraganten como un polvorón a en agosto y avisadme de esas ferias que nunca me entero de nada corcho¡¡