Tengo la costumbre de escribir una pequeña crónica de la maratón una vez acabada. Este año la crónica se demora unos días porque prefiero escribir con la cabeza fría sin dejarme llevar por las sensaciones en caliente tras la carrera.
20 de noviembre de 2016 domingo 8:30 temperatura 9ºC y cielo
nublado. Día ideal para correr y casi 19.000 corredores preparados en la
salida. Todo debía salir bien.
Y empezamos por el final. Maratón finalizado 3h56’ Esta es
la parte positiva y la negativa es que acabé muy decepcionado y lejos de mi
objetivo que consistía en estar alrededor de las 3h40’ además de las malas
sensaciones que me acompañaron desde el km 35 hasta el final.
Este no es mi primer maratón, ya son ocho si las cuentas no
me fallan, y sabía perfectamente a lo que me enfrentaba.
Crucé la meta con los ojos enrasados por una mezcla de rabia
y decepción por no haber conseguido el objetivo. Los últimos 7 km fueron una
mezcla de andar y correr con una desagradable sensación de agotamiento y dolor
en mis rodillas. Mi entrenamiento era el adecuado para las metas fijadas, o eso
quiero pensar basado en mi experiencia preparando mis maratones, y
muscularmente las piernas no fallaron. Pero no contaba con mis rodillas que
analizándolo en frio me habían dejado algún aviso en las últimas semanas de
preparación.
Las dos primeras horas de carrera fueron como estaba
previsto. Ritmo cómodo pero manteniendo el nivel de exigencia necesario que nos
llevó a pasar la media maratón por debajo de 1h48’ Y hablo en plural porque
este año decidí correr al lado de Lupe. Mi admiración por Lupe crece con cada
entrenamiento y carrera que hacemos juntos.
Enhorabuena Lupe. Su constancia y resistencia son realmente
envidiables. Pocas mujeres pueden decir que una vez más volvió a correr una
maratón con tiempos al alcance de muy pocas a su edad y sin despeinarse ni
perder la compostura. No más de un 5% de las corredoras podrían adelantarle. Cogratulations superwoman.
El ritmo de las dos primeras horas permitía disfrutar del ambiente
deportivo. Mucho público, animación, colorido y música. Reconocemos caras,
saludamos a familiares, amigos y conocidos, recorremos conocidos barrios. Paso
dos veces junto a “La Isla Perdida” donde pasé mi infancia y gran parte de la
adolescencia. Disfrutamos e incluso llegamos a cantar alguna canción que nos
proponía la animación de la carrera.
Tercera hora y nos acercamos al temido muro. No debía
temerlo pues nos hemos enfrentado muchas veces pero la maratón es la madre de
todas las carreras y hasta que no la has corrido y acabado alguna vez no
entenderás su significado. Y de nada sirvió saber que llegaba el “tío del
mazo”. Me hundió en la miseria y empecé a sentirme incómodo y a pensar que
hasta aquí había llegado. Acabé parando y pasé a caminar y correr
alternativamente hasta que faltando dos km cogí
un ritmo lento que me llevó corriendo de forma continua hasta la meta.
En total perdí 15’ en esos 7 km finales
haciendo algunos km por encima de los 7’ el km. Un desastre.
Fallaron mis rodillas, si no me equivoco, y tendré que
empezar a pensar en ellas si quiero seguir corriendo carreras de larga
distancia. La solución pasa por preparación específica para muscular las
piernas de forma que proteja mis rodillas y por reducir mi peso para reducir el
nivel de impactos en carrera. Acudiré a los expertos para que me aconsejen.
Acepto cualquier sugerencia.
¿Y por qué preparé la maratón si al final acabas sufriendo y
agotado? Voy a intentar explicarlo aunque tengo claro que no acabaré
convenciendo a casi nadie y ni yo mismo creo saber por qué corro.
Doce semanas antes empieza la preparación específica de la
maratón. No podemos empezar desde cero así que para iniciar la preparación la
maratón de Valencia necesitas estar corriendo durante julio y agosto aunque
sean pocas salidas por semana y con ritmos lentos debido al calor. Desde un
principio entrenamos con un objetivo de tiempo. Esta vez era bajar de las 3h45’
Sacas de tres a cuatro días a la semana para entrenar y la
mayor parte de los km recaen en el fin de semana. Sabes que sábados y domingos
tienes que levantarte antes de las 8:00 para salir a correr y entre semana
acabarás saliendo a correr más tarde de las 22:00. ¿Y esto compensa? No, pero
os aseguro que ayuda a no olvidar que estamos vivos, que la vida trascurre ahí
fuera en la calle y que tenemos un objetivo para no parar. En el fondo nos
sentimos privilegiados por poder correr sabiendo los muchos que no pueden
hacerlo porque las circunstancias personales o sociales les impiden hacerlo.
Seguimos corriendo, va por ellos, un km más que las piernas aguantan.
La mayoría de las horas de entrenamiento trascurren en
soledad. En mi caso esto significa una oportunidad para estar solo y pensar en
todo aquellos que el ajetreo diario no permite. Vuelvo a casa cansado pero con
la cabeza “ordenada” Llevar música para correr me distraería de mis
pensamientos. Correr obliga a estar contigo, si no te quieres no corras porque
sería un infierno.
La mayoría de mis entrenamientos los hago por el antiguo
cauce del río. Si, es el reino de lo runners. No quiero caer en las garras de
los runners e intento mantener el espíritu de los corredores. Podría escribir
muchas hojas explicando las diferencias entre corredores y runners pero hoy no
va a ser. Disfruto un montón corriendo entre runners. No dejan de asombrarme
cada día y me sirven de estímulo. Y si corro acompañado me gusta charrar mucho.
Tengo una teoría sobre el ritmo de carrera y las conversaciones en carrera.
Todo muy científico. Correr es muy entretenido.
Y finalmente te pasas cuatro meses contando a todo el que se
cruza en tu camino que vas a correr la maratón. No puedes abandonar ni fallar.
¿necesitas más razones para querer sufrir en la maratón?
Terminó todo. ¿correré más maratones?
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