No sé muy bien cómo enfocar el relato para que quede elegante. Intentarlo voy a intentarlo pero el tema es peligroso y no quisiera salir malparado.
En diversas ocasiones he tenido el placer, claro por qué no decirlo, de comentar los episodios de mi vida en convivencia con los tarzanetes. Alguno pensará que se trata de una ordinariez pero al final todos acabamos confesando.
Con el género femenino resulta más complicado, pero vaya, ellas se lo pierden.
Habitualmente las épocas más comunes de convivir con ellos fueron los campamentos y acampadas de juventud y con toda seguridad durante el periodo militar.
La poca higiene íntima, la falta de agua y la inexistencia de duchas y/o retretes es el caldo de cultivo que facilita la aparición de los tarzanetes.
El agua es su mayor enemigo, me recuerda a los gremlins, y su ubicación es aquella donde crece el pelo y que normalmente se encuentra en la oscuridad y bajo capas de ropa que vagamente recuerdan su paso por la lavadora.
Una vez instalados les coges cariño y resulta gracioso comentar con los amiguetes sobre su existencia. Nos acompañan y el roce, nunca mejor dicho, hace el cariño.
Pero llega el día de su holocausto. Una buena ducha y jabón acaban con ellos.
No voy a decir que se les eche de menos pero pasado un tiempo recuerdas con alegría los tiempos pasados en común armonía.
Y si usted no tuvo la fortuna de disfrutar su compañía, usted se lo pierde. ¡Hala!
En diversas ocasiones he tenido el placer, claro por qué no decirlo, de comentar los episodios de mi vida en convivencia con los tarzanetes. Alguno pensará que se trata de una ordinariez pero al final todos acabamos confesando.
Con el género femenino resulta más complicado, pero vaya, ellas se lo pierden.
Habitualmente las épocas más comunes de convivir con ellos fueron los campamentos y acampadas de juventud y con toda seguridad durante el periodo militar.
La poca higiene íntima, la falta de agua y la inexistencia de duchas y/o retretes es el caldo de cultivo que facilita la aparición de los tarzanetes.
El agua es su mayor enemigo, me recuerda a los gremlins, y su ubicación es aquella donde crece el pelo y que normalmente se encuentra en la oscuridad y bajo capas de ropa que vagamente recuerdan su paso por la lavadora.
Una vez instalados les coges cariño y resulta gracioso comentar con los amiguetes sobre su existencia. Nos acompañan y el roce, nunca mejor dicho, hace el cariño.
Pero llega el día de su holocausto. Una buena ducha y jabón acaban con ellos.
No voy a decir que se les eche de menos pero pasado un tiempo recuerdas con alegría los tiempos pasados en común armonía.
Y si usted no tuvo la fortuna de disfrutar su compañía, usted se lo pierde. ¡Hala!
Comentarios
Será más adelante con una entrada sobre los "gurruminos" que me seguían por la casa de mi abuela cuando la ocupé de soltero.
"Gurruminos" y "tarzanetes" serán el complemento perfecto.
Domingo 20 de febrero. Día maratoniano y de reencuentro con viejos camaradas.
Garraty, he disfrutado mucho corriendo a tu lado de nuevo. Hay que repetirlo con más frecuencia.
Con Charlie también que no quiero que te pongas celosón.
Por cierto que Tarzán siempre colgaba de las lianas. Sirva como pista.
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¿Qué son los tarzanetes?