En la vida podemos adoptar muchas posturas o actitudes, pero simplificando podríamos decir que son dos. Participativa y activa o contemplativa, “viendo pasar la vida”.
Cumplida cierta edad, es común que se adopte la postura contemplativa.
He terminado de leer el libro “El guardián entre el centeno”. La actitud frente a la vida del joven personaje es participativa pero adoptando una postura combativa frente a lo que comúnmente denominamos correcto.
Empecé el libro con unas expectativas enormes. No hace mucho que falleció el autor, J. Salinger, y por las notas de prensa parece ser que se trata de un escritor relevante. En ciertos momentos me pareció estar leyendo una obra de P. Auster. Ambos son norteamericanos y las obras que he leído de ellos transcurren, en parte, en Nueva York.
Al final acabé decepcionado.
No me gano la vida como crítico literario ni tampoco creo que pudiera. Pero este libro, “el guardián entre el centeno” me ha parecido decepcionante.
Últimamente tengo muy mala suerte con mis lecturas. Ahí está mi entrada sobre “Vuela conmigo” de R. Bach.
Vuelvo a la novela histórica que habitualmente pocas veces me falla. Esta es la obra que tengo entre manos: “Las cruzadas desde el punto de vista de los árabes” de Amin Maalouf. He leído más de seis obras de este autor y de todas ellas guardo un buen sabor de boca. Escribiré sobre ellas.
Mis padres van cumpliendo cierta edad (72 y 74) y la salud empieza a fallar. Es atrevido opinar sobre este asunto pero a estas alturas es peligroso que se planteen contemplar la vida pasar. Hasta el momento ambos han mantenido una actitud participativa y activa frente a la vida.
Siempre me ha parecido ejemplar el comportamiento de ambos frente a la nueva realidad del tiempo libre que se les presentó con la jubilación de mi padre.
Mi padre ha descubierto en las nuevas tecnologías, informática fundamentalmente, el camino para encauzar sus inquietudes. Y mi madre descubrió aficiones antes imaginables, yoga, canto coral, teatro, tai-chi…
Por cierto, de dónde viene el título del libro “El guardián entre el centeno”??? Debo estar un poco espeso últimamente, no encuentro la relación del título con la obra.
La foto de cabecera ilustra muy bien la postura de cumplir años y asomarse al balcón a “ver pasar la vida”.
En una entrada anterior escribía lo siguiente:
Llegando a casa nos cruzamos con el vecino A. Su imagen sigue grabada en mi mente y no dejo de pensar en el asunto. No hace mucho que se jubiló (a éste no le importa mucho la polémica de la edad de jubilación a los 67) y menos que le diagnosticaron un cáncer de pulmón.
Ha perdido en pocas semanas más de 20 kg y la sensación que ofrecía era la de un alma en pena. Desolador.
Pocos días antes un amigo visitó a A. en su domicilio y A. le confesaba que solo pedía unos pocos años más de vida para ver crecer a sus nietos. Al salir del domicilio la mujer de A. con voz entrecortada comunicaba a mi amigo que la “cosa” era cuestión de meses.
Esta entrada la escribí a principios del mes de febrero de este mismo año. El pasado 18 o 19 de marzo fue el cumpleaños de el vecino A. Desgraciadamente el destino hizo coincidir el día del cumpleaños con el día de su fallecimiento. Ironías de la vida. A. ya no podrá asomarse al balcón a “ver la vida pasar” y sus nietos crecer. Para una vez que aciertan los médicos. Fue cosa de meses. Dos para ser exactos.
Desde aquí deseo desde lo más profundo que papá y mamá abandonen el balcón y bajen a la calle a participar en el bullicio diario. Ya sobrará tiempo para “ver la vida pasar”.
Comentarios
Dos formas hay de enfocar la vida, como observador y como actor. Como observador tienes la ventaja de juzgar y de sentirte por encima de todo y de todos. Y ahí nunca se pierde. Pero es metiéndote en el fango es como se vive de verdad, aunque pierdas.
El título de la novela original es "The catcher in the rye". Catcher hace referencia a una figura del beisbol, de difícil traducción. En Argentina lo tradujeron como "El cazador oculto" y en Italia como "Il giovane Holden". Hay veces que es mejor respetar el original.
Si quieres un libro sobre Nueva York que a mí me pareció fabulosísimamente fabuloso apúntate "Manhattan Transfer" de John Dos Passos.
Y el diecinueve de marzo también era el día del padre.