Hoy por la mañana he salido a correr y como de costumbre salir a correr siempre tiene su recompensa. Y digo correr que no entrenar porque tras algunos días sin salir a correr, los 11 km se me han hecho largos a pesar de llevar un ritmo en torno a 5`30´´ He salido a correr con mi amigo José pero sin saber cómo lo he perdido y no nos hemos vuelto a encontrar. El destino me tenía reservado nuevas vivencias. No quiero dejar de señalar lo chulas que son las nuevas mallas que ha estrenado mi amigo. Atrevidas sin duda. Y hoy la inesperada recompensa ha sido poder escuchar dos conversaciones entre corredores a las que sin querer (o queriendo un poquito solo) he tenido acceso. La primera ha tenido lugar en el kiosko del rio junto a la fuente que hace de punto de encuentro para corredores de la zona. Allí han llegado un grupo de corredores entre los cuales el más joven superaba sin duda los 60 años. Esperaba yo junto a ellos a mi amigo Jose cuando ha llegado un hombr
Tengo la costumbre de escribir una pequeña crónica de la maratón una vez acabada. Este año la crónica se demora unos días porque prefiero escribir con la cabeza fría sin dejarme llevar por las sensaciones en caliente tras la carrera. 20 de noviembre de 2016 domingo 8:30 temperatura 9ºC y cielo nublado. Día ideal para correr y casi 19.000 corredores preparados en la salida. Todo debía salir bien. Y empezamos por el final. Maratón finalizado 3h56’ Esta es la parte positiva y la negativa es que acabé muy decepcionado y lejos de mi objetivo que consistía en estar alrededor de las 3h40’ además de las malas sensaciones que me acompañaron desde el km 35 hasta el final. Este no es mi primer maratón, ya son ocho si las cuentas no me fallan, y sabía perfectamente a lo que me enfrentaba. Crucé la meta con los ojos enrasados por una mezcla de rabia y decepción por no haber conseguido el objetivo. Los últimos 7 km fueron una mezcla de andar y correr con una desagradable sens